lunes, 4 de junio de 2007

Poesía con 48 horas de versos.

Lo que puede suceder y sentirse en 48 horas es algo que no recuerdo haber experimentado jamas. Y es que cuando la química invade tus sentidos e inunda cada poro de tu ser, el tiempo parece detenerse y brindarte la oportunidad de vivir en un segundo toda una fleicidad.

El extasis de las largas horas de junto a esa persona que te cautiva y te facina transforma tu alrededor en una película romántica donde solos los protagonistas pueden vivir. El mundo transformaado en una poesía de perfecta lírica y ritmica que vuelve poético el fin de semana y lo convierte en un deseo de eterna permanencia.

Lo se, sueno como un enamorado... ¿saben que? Lo estoy.

El conocer esa ruta que tendré que recorrer cosntantemente de ida y vuelta, las calles días antes no figuraban en mi mapa mental, cada semáforo... el semáforo, la pared, la vuelta, los topes... Cada elemento se transforma es una pieza del mapa que se talla sutil y profundamente el en lienzo que comienza a pintarse con fresas y azucar.

La gigantesca pantalla de cine que puede ponerse sobre una mesa. ¿Cómo sucede? ¿Mágia? ¿Química? ¿El momento preciso? No se. Pero la vida toma un vuelco y permite vivir esto que me deja expresarme así, libre, tranquilo, sincero y maravilloso.